domingo, 21 de noviembre de 2010

Cristo Rey y Señor

Si conocemos de personas abnegadas en la historia de nuestra humanidad, forzosamente nos encontramos o se hace encontradizo (1Tm 2,4), el camino a la vida de Jesús el Nazareno, hijo de un carpintero de Galilea (estirpe de David), nacido de la Virgen María en Belén (casa del pan) con el fin de anunciar que el Reino de Dios ha llegado (Mt 4,17+, 5,3), y redimirnos a la Nueva Vida.

Si observamos con cautela, el significado de cada acontecimiento providencial del Camino de Jesús, primeramente comparamos si es humano-terrícola.  Obviamente no salio de ninguno de los dioses griegos ni de las presunciones panteístas o monista del oriente naturalista o la encarnación de un dios. Sabemos que no se puede evidenciar concretamente la existencia del "big-bang" si no de forma apreciativa y fantasiosa dejando a la imaginación navegar entre posibilidades de un comienzo tan abrupto por sus confeccionadores, sin embargo, la persona de Jesús es mucho más que evidente que la vida de Pilatos, o aún de Aristóteles o Platón. Jesús estuvo aquí en medio de nosotros. Todavía continua viviendo, de hecho. Algunos pudieron verlo y escuchar su mensaje mesiánico pero otros tantos, no pudieron verlo a pesar de su presencia. Hay entre ellos que Él toco con sus manos y hasta los sano de graves enfermedades imposibles en su época de curación alguna o los toco con su Palabra y sanaron de una vida emocional o espiritualmente maltrecha y vacía existencialmente, pero continuaron ciegos, no lo pueden ver. Así que, no solo hay evidencia de una genealogía humana si no real, y Real. Nacido de la descendencia del primer Adán, vástago de los hijos de Abrahán e hijo de José estirpe del rey David, entró en Jerusalén como el mesías esperado por el pueblo escogido de Yavé (Yahveh) y finalmente coronado con la zarza trenzada de espinas como Rey en el trono del Calvario (de modo que se mofaban de Él, Rey de Reyes y Señor de Señores, puesto escucharon de los oportunistas y la conversación con Pilato, que era una alegada amenaza para el Cesar; ref. Jn 18, 33-37). Sus seguidores, los que comulgan su amor, lo viven, no se mofan.

Si observamos algunos datos históricos, también es evidente y testificado desde antaño que los romanos al crucificar y para detener el suplicio de algún condenado se le cortaba los pies pero con Jesús al verlo muerto solo clavaron en su costado hasta llegar al corazón y atravesando el pulmón derecho, una lanza romana. Se denota en todos estos datos históricos de fuentes no cristianas, que la ejecución de Jesús no fue bajo procedimientos judíos sino romanos (lea la sección "Fecha de la Crucifixión de Jesús" en el artículo arriba referido), lo que liberaría el prejuicio semitista. Ciertamente, los judíos lo acusaban de blasfemo al llamarse a si mismo Hijo de Dios, los romanos lo veían como una posible amenaza al orden dictatorial del cesar. Había que silenciarlo y por ello el método común para el condenado por un dignatario romano era la crucifixión, era exclusivo en la época por ellos y no por los procedimientos legales judíos.
Al estudiar la Sta Palabra de Dios vemos el Hijo del Hombre (Dn 7,13ss, Hch 7,55, Mt 26,63-64, Mc 14,61-62, Lc 22,66-69 y Jn 9,35-38, Ap 1;9,13, 14;14), el Logos (el Verbo de Dios hecho humano menos en el pecado)- ver cifras en Ap 19,13, Jn 1 1-14, 1 Carta de Juan 1,1 y 7, prefigurado por Pablo en 1 Cor 1,24, 2 Cor 4,4, Col 1,15ss- , el Hijo de Dios se niega reconocer el encaminamiento de los ambiciosos cuyas decisiones se enmarcaban en virtud de aquella opción que pudiera darle mayor capital y poder sobre el envidiado competidor. La negación de Jesús el Cristo, tenía una finalidad única, apartarnos del camino de la perdición, igual que decir, nos iluminaba con la gran oportunidad de elegir su camino pero sin riquezas humanas que al vivir como el vivió edificando su Reino, es mucho más valioso y transcendental que lo perecedero y finito del camino terrenal
(ref. Jn 17, 1-11). En otras palabras, al que le reconocía como el Mesías, el "Cordero de Dios que quita los pecados del mundo" (Jn 1,29) y quien da la vida eterna (observe, que el término eternidad se define siempre como una estancia sin tiempo ni espacio) también vivirá en su Reino como co-heredero y por ende: es rey pues será Uno con El y el Padre. Al vivir como miembro inseparable de un cuerpo, es unificado por un linaje a un solo cuerpo (ver 1Cor 12-26) en comunión con "Christus Totus", mediante el Espíritu de Vida, el Espíritu Santo (ver Gal 4,1-7). No hay cabida para un vació existencial en el confeso al vivir en gracia y guiado por su Palabra puesto lo tiene todo en Cristo. Ya no tiene sentido las riquezas ni almacenarlas al tenerlo a El en su corazón. El lo llena todo en la vida de cada cual y a la vez, lo llena todo en la comunidad.

De modo que se debe observar que el escogido de un pueblo que se considera digno por los individuos cultos o aristócratas no puede ser despreciado, ni débil, falto de talentos para gobernar o presidir una asamblea o un pueblo. Para los encaminados en las cosas del Señor ve que no existe tal cosa como una persona de "baja estima" y cabe señalar una vez más, Jesús ni sus discípulos nunca utilizaron tal lenguaje sobre la "estima propia" sino todo lo contrario, se negó Jesús a ser otro rey con poder, riquezas y ejércitos bajo su mando, pues palpitaba en su corazón que "solo los humildes serán exaltados y los ricos despedidos con las manos vacías" (Lc 1, 51-53) plena enseñanza de su santa Madre, la Virgen María desde su niñez (estudie sobre los Qumrán). Amarás a Dios sobre todas las cosas, pero a tu prójimo como lo amó Jesús, condición máxima superando al amor propio. (Ref. Jn 13,34-35)
"El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí." (Leer; Lc 14, 26-27, Mt 10,28, Jn 12, 24-26).


Se desprende de toda observación que a pesar de los preceptos y legalismos religiosos, pre-juicios o presunciones de lo que debe ser una persona digna y ungida de todo carisma celestial o divino, siempre Yavé tiene la última palabra, pues es Jesús quien confirma Su Persona en su amigo. El prototipo del hombre perfecto quien lo tiene? Si en la elección de Yavé mediante su profeta Samuel para liderar su pueblo escogido no fue el primogénito como exigía la ley mosaica sino más bien era aquel que apestaba a ovejas fuera en el silvestre pastizal (leer: 1 Sam 16 6-13, 17 4-9, 32-48 y 58) y fuera de la comodidad de la tienda o casa de familia. Entonces, quien define la persona perfecta? Ancestral definición es aquel humilde, obediente y temeroso ante la presencia de su creador quien reconoce como único perfecto y santo. Juan Bautista, reconoce la grandeza de Aquel que lo envía a la misión de preparar su camino, se reconoce como "indigno de soltarle la correa de su sandalia" (Jn 1, 7b) en signo de su humildad pero afirmando la grandeza del Cordero de Dios (Mc 14,12) que se ofrece como la última pascua, como la festividad escatológica, su última cena "hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios." o sea, la Eucaristía (ref. Jn 16, 19-20b, 1Cor 11, 23-26, Ex 12,14+, Apo 2,17b, Jn 6,32-33, Jn 1,14+). Tanto la humildad como la virtud capital de la templanza son contra-partes de la autoestima y aún al "amor propio" aislado del amor al prójimo, como si se fuera autosuficiente o un super-hombre es completamente opuesto a la autoconceptualización de un abnegado-Cristo-céntrico. Las enseñanzas biblicas no toleran este ego-ismo. Nos debemos al amor a Dios, sobre todo a los demás. Y es que el amor propio sin amar al otro, es egoísmo, es desvirtuar y alejarnos del amor de/a Dios.

Debemos continuar observando las grandezas de Dios en las cosas más pequeñas, así podremos contemplar el milagro de la transustanciación del "Belén" en su Cuerpo Resucitado y divinidad. Gracias Cristo Rey por tu Pan de Vida, y estamos mas que inmerecidos pero agradecidos por quedarte con y en nosotros.


Ven pronto Señor (ref. Ap 22,20b), a mi vida, a la vida del lector, y Vida en abundancia. Amén.